¿Estamos aquí para ser felices?

Coca Cola nos presenta en su última acción publicitaria televisiva a un centenario mallorquín que viaja hasta Madrid para transmitir un esperanzador mensaje a una recién nacida. Anuncio tan bien planteado como realizado que, de manera certera, apela a las emociones. (Tal es la intencionalidad de llegar a los sentimientos que en plena nebulosa emocional alguien creyó ver, y así me lo relató, que el anciano iba a conocer a su bisnieta, cuando no existe relación de parentesco).

Con la autoridad que confieren 102 años de vida, Josep Mascaró confiesa, pese a haber conocido tiempos peores, lo rápido que ha sentido transcurrir su existencia. Como conclusión, pronuncia la frase estrella del anuncio y, quizá, la más inquietante: “Estás aquí para ser feliz”.Sin entrar en consideraciones sobre qué significa la felicidad para cada persona y si es posible alcanzar ese estado en cualquier circunstancia vital, la afirmación es, cuando menos, arriesgada. Tal como está formulada la frase, bien puede interpretarse como una promesa que a su vez envuelve un derecho. Aunque poco conocido, perfectamente podría clasificarse entre los fundamentales: el derecho a ser feliz.

Así, resulta aventurado anunciar esta promesa a nuestra sociedad, cuyos miembros nos caracterizamos, dicen los expertos, por presentar una baja tolerancia a la frustración. Es decir, esperamos ser felices siempre y si no ocurre así, somos incapaces de aceptarlo, nos desorientamos y no sabemos cómo reaccionar. Sin embargo, la vida nos recuerda -generalmente con mayor frecuencia cuantos más años pasan- que nuestra existencia se compone de momentos buenos y de momentos malos. Y como no hay un equilibrio prefijado entre alegrías y desgracias, la balanza se puede inclinar en cualquier dirección durante cualquier fase de la vida.

Por tanto, prometer que la sola existencia conlleva la felicidad no parece muy ajustado a la realidad. Menos todavía pensando en muchas personas que sólo creen aquello que ven en televisión, quienes tomarán la frase como una verdad absoluta. Con el tiempo, aquellos que no logren ser felices a todas horas pueden sentirse engañados por el anuncio y quizás quieran presentar una queja ¿Dónde deberán tramitar la reclamación?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola.
Solo una consideración que no se si procede en este "foro"
¿Realmente alguien se cree a estas alturas lo que venden los anuncios tal y como lo hacen?
Hada