De cómo Neil Armstrong me ayudó a salir de un apuro




La noticia de la muerte de Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la luna aquel 20 de julio de 1969, ha traído a mi memoria lo útil que me resultó en una ocasión conocer quiénes fueron los tres astronautas del Apolo XI.

No recuerdo exactamente mi edad. Calculo que unos cinco o seis años, luego no habrían pasado más de cuatro desde el primer alunizaje de la historia. Vamos, que la misión estaba todavía de actualidad. Sí que recuerdo cómo mi madre me contaba que Aldrin, Collins y Armstrong fueron los primeros hombres en llegar a la luna. Yo lo repetía como un loro, los tres apellidos seguidos, sin saber cómo se escribían y probablemente sin haberlos visto nunca escritos.

Un día, un niño que tendría uno tres años más que yo, quiso ponerme en vergüenza ante sus compañeros haciéndome preguntas sobre conocimientos básicos para su edad que yo desconocía. Que si cuáles eran los ríos más importantes de España, que si cómo se llamaban los mares que rodeaban a la Península… No respondía a nada y sus amigos empezaron a reírse de mí. De repente me acordé y se lo espeté: “¿A qué no sabes cómo se llaman los primeros hombres que han llegado a la Luna?” Mi acosador enmudeció. “Aldrin, Collins y Armstrong”, continué a toda prisa. No sólo terminó el acorralamiento, sino que sentí salir triunfador.

Parafraseando a Armstrong, conocer los apellidos de los integrantes de la misión Apolo XI fue un pequeño paso para mi memoria, pero un gran paso para mi autoestima infantil.


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Cualquiera hubiera dicho:"Amstrong, Aldrin y Collins",por ese orden, pero sin embargo tú lo cambiaste haciendo la vida un poco menos coñazo.

Enhorabuena, sigue asín.