Soy más de café chino

Café y portátil


Me gusta llegar al trabajo con un vaso de café en la mano y tomármelo entre los tecleos y clics iniciales del día, a modo de sustituto de aquel primer cigarro de otros tiempos.

Tengo dos proveedores de café próximos a la oficina: una cafetería “de las de toda la vida” y un bar regentado por una familia china. Reconozco que nunca llego con demasiada antelación al trabajo, vamos lo mío es un “Toma el café y corre”, parafraseando aquella película de Woody Allen.

En la cafetería, quizá por el tamaño y volumen de trabajo, siempre he de esperar. Habitualmente un par de minutos hasta que me atienden. En cuanto al trato, hay de todo. Pero entre la variedad de personal, tengo identificada a una camarera que no atesora la simpatía entre sus principales virtudes. Así, cuando le pido el café con leche con el apellido “para llevar”, tuerce discretamente la boca hacia un lado porque, supongo, es algo más laborioso que prepararlo en una taza.

En el “chino”, como le dicen mis compañeras de trabajo, el camarero se llama Juan. Bueno, se llamará de otra forma mucho más complicada, pero ha adoptado ese nombre, como hacen muchos de sus compatriotas al llegar aquí, para que podamos llamarle. Basta cruzar la puerta para encontrarme con su mirada: “Holaaaa ¿Con leche?”, pregunta sonriendo. Para cuando recorro los 3 metros hasta la barra, ya se ha dado la vuelta y está trajinando con la cafetera. Es tal su velocidad que al mismo tiempo que leo el cuarto titular de la portada del periódico, veo de reojo depositarse un vaso de plástico a mi izquierda.  Y lo mejor es la despedida, inimitable esa segunda “a” de “gracias” sostenida varios segundos.

Sí, yo también he oído señalar a los chinos como una amenaza para la supervivencia de muchos negocios por su concepción del trabajo sin horarios. Pero a primera hora del día no estoy para esfuerzos proteccionistas. Tan solo quiero un café con leche rápido servido con un mínimo de amabilidad. La misma con la que yo me dirijo a los camareros. Y Juan lo hace.

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