Ir al contenido principal
Que
el infante Luis Antonio de Borbón y Farnesio fuera nombrado cardenal y
arzobispo de Toledo con tan sólo 12 años resulta sorprendente. Tanto
como que el conde de Chinchón renunciará a los cargos eclesiásticos por
amor. Corría el siglo XVIII y su boda con la aristócrata zaragozana Mª
Teresa de Vallabriga le costó además el destierro de la corte.
Lo
mejor de esta historia es que, si visitas la villa de Chinchón
(Madrid), la descubres por casualidad. Un discreto mural, situado en una
de las calles que desemboca en su magnífica plaza Mayor, la cuenta y
remata con una copla de la época:
Al conde D. Luis Antonio
la mitra
no le interesa
cautivo está de los ojos
de una hermosa aragonesa.
Comentarios