Medinaceli


Cuando viajamos en coche a Madrid, los navarros acostumbramos a parar en Medinaceli para tomar un café. Quizá por las prisas, a pocos se les ocurre visitar el núcleo histórico situado en la parte alta, a escasos tres kilómetros de la autovía.

La primera vez que lo hice quedé hipnotizado por su arco romano: un monumento de tres vanos único en España. Desde la altura de la "Ciudad del cielo", no es difícil imaginar a través de sus arcos la estela polvorienta de una legión romana marchando al fondo del valle por la calzada que unía Augusta Emerita (Mérida) con Caesaraugusta (Zaragoza). Pero lo mejor es que el arco es solo uno de los tesoros que guarda la villa soriana, en una soledad casi obligada a 1.200 metros de altitud, tras el paso de celtíberos, romanos, musulmanes y cristianos.

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