El humor del José María Calleja

Cuando conocí personalmente a José María Calleja ya le admiraba de tiempo atrás. Tuve suerte. Fue en 2005. El Colegio de Enfermería de Navarra le invitó a participar en una jornada que denominamos “La Enfermería ante la violencia doméstica” y él, de entrada, nos enmendó el título al inicio de su conferencia para proponer “terror contra la mujer como el sintagma que mejor define este tipo de agresión”.⁣

⁣Decía que tuve suerte porque acudí a buscarle al aeropuerto junto a Maite Esporrín, actualmente concejala del PSN en el Ayuntamiento de Pamplona y vocal entonces de la Junta de Gobierno del Colegio. Nos fuimos a comer los tres, unas tapas rápidas porque apenas había tiempo antes de la jornada. Pese a la urgencia, resultó una comida interesante, en especial para un “periodista de provincias” que escuchaba en persona las opiniones de un habitual en tertulias de distintos medios nacionales. Hablamos bastante de política: ese año se vislumbró una posible negociación con ETA, banda terrorista a la que se enfrentó desde el periodismo.⁣

Pero el principal recuerdo que guardo de José María Calleja fue su cercanía y sentido del humor. Nada más llegar, Maite le preguntó qué tal estaba y él respondió: “Pues razonablemente bien”. Ya camino del taxi, se le acercó un tipo joven, intercambiaron algunas palabras y volvió a alejarse unos metros. ⁣
- “Mi primo, que tenía que saludarle”, se excusó.⁣
- “Anda, no sabíamos que tenías familia en Pamplona. Que venga a comer también”, respondimos i
nocentemente.⁣

José María Calleja soltó una carcajada antes de aclararnos que era el escolta policial que le habían asignado durante su estancia en Pamplona. Hay que ser alguien muy especial para referirse a su condición de amenazado por ETA con ese humor y naturalidad.⁣

Descanse en paz.

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